Tres corazones que latían fuertemente, tal vez uno más que otro pero cumplían la misma función. Llenaban sus pulmones de aire para poder controlar su respiración mientras dialogaban temas que no eran de su total problema. Solo se encontraban dispuestas a soltar esas lenguas largas para hacer mala fama de aquellos que solo trataron de ayudarlas, como una vez lo intente. Sabia que su apoyo no iba a ser por siempre y que algún día sabría la verdad de esos seres putrefactos que se alimentan de envidia hacia los demás. La hipocresía se ha convertido en un habito para muchos el cual detesto, por ello mientras más distancia mantenga de esas almas contaminadas, para mi será mucho mejor. Porque a raíz de todas las circunstancias que han sucedido, solo me queda desconfiar de todo.
Con cariño, JAY.
No hay comentarios
Publicar un comentario