Su cabello se encontraba algo colorido en sus puntas, la camiseta parecía no ser de su talla y no dejaba de llenar sus pulmones de nicotina con su cigarrillo. Nuestras palabras chocaban al pasar los minutos y esas dosis de risas me contagiaban como un tonto. Sentí en mi pecho pequeños golpes, los cuales me demostraban que si extrañaba ver esos grandes cachetes rojizos y ese hablar tan peculiar que poseía. Hacia mucho que no disfrutaba de su presencia y fue agradable esa noche donde discutimos temas que aun no comprendo como llegaron a nuestras bocas... Pero fue divertido mientras duro, la señal entre ambos solo era una linea fina que culmino después de algunas horas, pues el Skype solo se dispuso a ser un portal en el que pude observar su rostro, y esa seria la ultima vez que la vería.
Con cariño, JAY.
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